Tantos poemas a tantas miradas, ¿y a esos ojitos amarillos ni una letra?
Me rehuso a contar sílabas y pensar demasiado y hacer espacios.
Quiero que las palabras logren plasmar por siempre el tacto de ese cuerpito peludo.
Me gustaría guardar en una cajita una sensación, un sonido. Una caricia. Un ronroneo.
Una cabecita chocando contra la mía. Unas patitas contrayéndose y abriéndose. Un maullido cariñoso y otro más pícaro.
Mi nariz congestionada de tantos pelos, un gatito travieso no dejándome dormir. Un amigo calentando mi cama. Una montaña blanca en un pelaje anaranjado.
Un amor.
Una paciencia.
Una docilidad. Una bondad de la que no me despedí como debía.
Una carita que cierra los ojos.
El Muffy dándome un cabezazo tierno.
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