miércoles, 14 de octubre de 2015

Ausencia

Hace mucho que estoy ausente por estos lares, y es que mi cerebro tiene tanto para decir que a veces prefiero callar.
Yo misma me siento ausente hace mucho. Ausente de mí misma.
Me he cansado de escuchar la frase esa de que hace falta perderse a uno mismo para poder encontrarse; pues bueno a lo primero ya lo he hecho, estoy esperando por lo segundo.
No quiero hacer un melodrama de mi vida y por eso es que prefiero no aparecer. Porque sé que hay cosas peores y que tengo millones de cosas para estar agradecida; aún cuando todo parece tan oscuro que no se pueden ver, esas pequeñas cosas resaltan e iluminan todo lo demás. Espero nunca quedar lo suficientemente ciega como para no verlas, porque es a través de ellas que logro ver a Dios, y mi visión está tan dañada que eso pasa muy pocas veces.

miércoles, 15 de julio de 2015

Distracción

Sé que podría perderme en tus ojos,
distraerme con el simple hecho de tu existencia
porque sé que eres la persona indicada para eso
para aquello que prometí no volver a hacerme jamás

sé muy bien que me  harías olvidar todo lo oscuro
quitando de mi visión toda luz que no provenga de ti
mi corazón no volvería a quejarse de su ritmo  
porque sólo seguiría al tuyo


Con solo verte viajaría a otras épocas
otros lugares y otros sueños
nos vestiríamos elegantes y desarreglados
para el simple trascurso de nuestras vidas

Me enamoraría de tus múltiples perfiles
Pensaría todo el tiempo en ti, como si estuvieras a mi lado
Meditaría en tu sonrisa durante horas
y tú serías la razón de la mía

Mis noches tendrían sólo como objeto en mis sueños encontrarte
Llegaría a pensar tanto en ti que me olvidaría de mí misma
Memorizaría todas tus facciones hasta que formasen parte de mi subconsciente
Y con una simple mueca me harías feliz

Una simple fotografía tuya constituiría todo mi universo
lloraría junto contigo y aún cuando no lo vieras
estaría adorándote
amándote a cada segundo

Serías lo que me mataría de una vez para vivir luego
en lugar de ahora, que muero cada día para no vivir nunca
No tendría ya pensamientos porque los tuyos compartiría
 ¿No serías acaso, una bella y tortuosa distracción?













domingo, 28 de junio de 2015

Dónde

 Mi corazón me duele a causa de mi mente.
 Los libros me enseñan sobre amor y  la vida me enseña a tener miedo.
 ¿Dónde estuvo tu hombro cuando mis lágrimas necesitaron derramarse sobre él?
 Si no te conozco ni nunca me juraste tu amor ¿Por qué aún así siento que estás faltando a tu promesa?
 ¿Cómo hago para calmar esta bestia asustada que se esconde en mi pecho?
Siento que necesito encontrarte, como si tuvieras todas las respuestas.
 ¿Bajo qué máscara te escondés? ¿Acaso ya llegaste y no pude verte a causa de mis dudas? ¿Acaso mis miedos hablaron más fuerte que tu voz?
 Quiero que sepas que sigo pensándote, esperando que me rescates, mientras mis lágrimas siguen cayendo al vacío y mi ritmo sigue alocándose sin sentido alguno.
 Aún así le agradezco a mis ojos el dejarme derramar el dolor y a mi corazón el no haberse rendido.  Quizás deba olvidarte.
 Le pido perdón a Dios por mi falta de fe
 Le pido perdón a la vida por mi cobardía
 A vos no puedo pedirte perdón porque no te he hecho nada, porque a veces siento que vivís dentro de mí, esperando que te deje salir, salir y respirar para darme el aire que tanto necesito. Sólo puedo seguir esperando. Esperando que tal vez algún día me encuentres. O yo te encuentre.
 Si tan sólo supiera en dónde debo buscarte.

jueves, 21 de mayo de 2015

Que esta noche sea eterna

 El puntero chiquito del reloj marcando las 3. Todavía el pijama sin poner. Pop pegadizo sonando en mis auriculares y la luna afuera tentándome con nunca jamás dormirme.
 Esta noche tiene olor a esperanza y a colores y en mi mente alguien está bailando.
 Desearía invitarlos a todos. A los soñadores, los desvelados, los que miran al futuro esperando que traiga algo mejor que el presente.
 Quiero reír y saltar con ellos hasta la madrugada, y que la madrugada nunca llegue.
 Vengan todos, creemos historias que nos hagan vivir de nuevo. Vengan todos, empachémonos de alegría y sueños. Vengan todos, y hagamos que esta noche sea eterna.


jueves, 7 de mayo de 2015

inagotables

llorá cuánto quieras
dejá que el mundo se desmorone
y que la tormenta te empape
pero te nunca olvides
que la lluvia son solo gotas
que los escombros son solo tierra
y que no importa lo que pase
volverás a sonreír
volverás a bailar
volverás a saltar
porque son momentos inagotables
de los que te esperan más y más

domingo, 3 de mayo de 2015

Sólo otro abrazo

 Un abrazo, eso era todo lo que ella quería. Era como si su cuerpo necesitara sentir el contacto físico con otro ser humano para cerciorarse de que realmente no se hallaba sola en este planeta. ¿Podía ser? ¿Podía ser que a pesar de todos los rostros que se cruzaba día a día, con todas esas almas caminando por las calles aún así ella estuviera sola? ¿Cómo es que todo parecía tan irreal? ¿Cómo es que ella parecía la única habitante de un planeta abandonado?
 Se encontraba todavía sentada al borde de la cama, con el pijama puesto pero inmovilizada, como si su mente y su cuerpo hubieran decidido hacer una pausa con el único objetivo de dejar los minutos correr.
 Entonces lo vio. Parado junto a la ventana. Tenía que haber entrado por ahí aunque se encontraba cerrada y no la había oído abrirse. ¿Quién era? ¿Realmente existía? Mirar su rostro le era como intentar recordar todos los detalles de un sueño; de alguna forma siempre hay muchos que faltan. Ni siquiera era capaz de decir de qué color era su cabello. Era como si no pudiera distinguirlo con claridad, y a la vez sí. Como si su rostro pudiera ser el de muchos y a la vez el de nadie que hubiera conocido antes. Pero ahí estaba, y era él. Y a la vez nadie.
 Dio unos pasos acercándose hasta donde ella estaba. Se puso de cuclillas para estar a su misma altura. La miró a los ojos y ella automáticamente bajó la vista. Entonces se acercó unos centímetros más. Entonces él abriendo sus brazos la estrechó contra su cuerpo.
 Ella lo abrazó como una niña asustada a su peluche favorito. Como si estuviera sujetando entre sus brazos la última esperanza de seguir viviendo. Las lágrimas no se hicieron esperar, dejando cada una pequeñas marquitas líquidas de angustia en la camisa de él.
-shh, shh, lo sé. Por eso vine-dijo él mientras con una mano le frotaba la espalda  como a quien se le intenta dar calor pero más despacio, y con la otra le sujetaba la cabeza acariciándole el pelo de vez en cuando.
-Todo está bien-Le aseguró él, y a medida que el líquido salado salía de sus ojos, de alguna forma la tristeza salía de su ser...
Pasó un rato y ella ya sólo era algún que otro sollozo esporádico cuando él dejó de aprisionarla en sus brazos.
-¿mejor?- susurró mientras la miraba a los ojos y frotaba sus brazos de arriba a abajo
Ella asintió, aunque su cara seguía roja e hinchada pero podía verse cierto alivio en su rostro.
-Bien, es muy tarde-dijo la voz masculina- ¿a la cama?
La voz femenina no se dejó oír. La dueña de la misma se limitó a asentir con la cabeza.
 Tomándola de las manos la ayudó a levantarse un segundo. Abrió la cama y se sercioró de dejar la sábana de abajo bien tirante, al igual que la almohada bien esponjada, lo que logró con unos ligeros golpecitos. Entonces sí, nuevamente tomándola de la mano, la incorporó dentro de la cama. La tapó con las sábanas y luego con la colcha la arropó como a una niña pequeña, cuidando que no quedara ningún lugar por donde pudiera entrarle el aire.
 Hecho esto se dispuso a marcharse. Dio un paso y justo cuando parecía que estaba yéndose sintió que una mano desesperada tiraba fuertemente de su camisa.
-no... por favor-dijo ella con una voz tan abatida como su espíritu. El simplemente volteó y le dedicó una sonrisa.
-¿Yo también?-le preguntó fingiendo desagrado, aunque una sonrisa escapaba por entre sus labios. La de ella también apareció.
-Sí-contestó animada
-Pues bien, qué remedio
 Ella se corrió hacia un costado haciéndole  espacio entre las sábanas mientras él se quitaba los zapatos. Con una graciosa caída entró en la cama de una forma que hizo que la pobre madera se quejara, haciendo que ambos rieran por unos segundos.
 Estaba justo a su lado, mirándola, estaban casi estaban rozándose. Ella estiró su pie para sentir el suyo, para ver si era cierto. Ahí estaba, todo era tan real, y tan increíble.
-Bueno mi pequeña, ahora sí, sin excusas. Hora de dormir.
-No me pidas que abandone un sueño para entrar en una pesadilla. No me pidas que acelere las horas para que ya sea de mañana.
Él pasó le ligeramente la mano por el rostro, para acomodar un mechón detrás de su oreja.
-Que el mañana sea el mañana. No lo vivas antes de tiempo. Vivamos el hoy hoy, y el mañana mañana.
-Pero yo no quiero vivir el mañana. Ni mañana ni nunca.
-Hay cosas que no podemos cambiar, mi pequeña.
-Lo sé-nuevamente ella bajó la mirada. Cualquiera hubiera dicho que era la de alguien profundamente arrepentido por algo, suplicando perdón.
-Si hubiera algo que yo pudiera hacer... si hubiera algo que pudieras pedirme, cualquier cosa... ¿qué sería?
Luego de unos segundos ella le contestó
-Sólo otro abrazo
 La tomó entre sus brazos, ella apoyó su cabeza en su pecho mientras que una mano acariciaba su cabello y otra recorría su espalda.
Y entonces, se durmió.



    Josefina Chiappe, Abrazo Azulado, 2008 
  Safet Zec, Abrazo, 1998   
                          




                  
                        
         

                                     

sábado, 2 de mayo de 2015

Por alguna razón

Por alguna razón inentendible
las palabras surgen solas                
cuando mi corazón está dolido      
y aunque al andar encuentre rosas  
relato siempre las piedras
y no las flores del camino              

pero por alguna razón inmerecida
la vida parece sonreírme
al mostrarme lo que he aprendido
no son tan duras ya mis costras
y mis heridas aunque duelan
llevo hoy con regocijo    

Por esas mismas razones
inentendibles e inmerecidas
mis piedras y rosas te mostraría
te traería aquí conmigo
te miraría y te diría "te amo"
mi querido amigo o enemigo

miércoles, 25 de marzo de 2015

Miradas en blanco y negro

Lo siguiente es un fragmento de un libro que quiero escribir. Está narrado en primera persona por la protagonista femenina principal y por ahora no tiene título pero como tenía pensado este fragmento decidí escribirlo ya que me pareció relacionado con el 24 de Marzo, aunque por desgracia estoy subiéndolo varias horas tarde

 Me encuentro yendo hacia la parada del colectivo y el sol me pega en la cara. Una vez más me arrepiento de haber traído la campera al colegio; no importa cuánto frío haga a la mañana, a la hora de la salida siempre hace calor y tengo que llevarla en la mano.
 Llego a la Plaza San Martín donde para mi colectivo y luego de preguntarle a una señora me entero de que acaba de pasar. Lo que le faltaba a mi día, tener que estar esperando 25 minutos bajo el rayo del sol hasta que llegue el bondi; con mi suerte tal vez hasta llegue lleno y deba ir parada todo el viaje o incluso  hasta se rompa en el camino.
 Sólo quiero ir a casa, quiero que este día acabe. Una vez más me peleé con Franco el día de hoy; no me molesta cuando nos criticamos mutuamente porque sabemos que en el fondo nos queremos mucho y de hecho creo que nuestra amistad se basa en el poder decirnos las cosas a la cara y no ofendernos, en eso y en que ambos amamos la política, claro y el luchar por nuestros derechos; pero hoy fue distinto. No sólo bastaba con tener que lidiar con el dos que me había sacado en Matemática cuando necesitaba un seis para mantener mi promedio, sino que además tuve que soportar al profesor felicitando a Martina por haber progresado mucho y sacarse un nueve. Todos sabemos que le copió a Franco
pero parece que soy la única del curso a la que le molesta. Ni siquiera a Franco le molestó el haber sacado un ocho cuando sus respuestas eran exactamente las mismas que las de Martina. Aún no puedo olvidar la vez que Martina me dijo que lo del "Gatillo Fácil" existía porque "había que poner orden" No lo entiendo, ¿Por qué Fran tiene que ser así? ¿Por qué? Siempre nos poyamos mutuamente porque en muchos aspectos somos los raros del curso,  "los que siempre tienen ganas de pelear por algo", como dice el preceptor; pero cuando Franco hace estas cosas me siento sola, y abatida, y sin ganas de pelear por nada.
 Decido caminar un poco por la plaza para perder tiempo y alcanzo a ver unas imágenes que cuelgan de unas sogas en un callejón. Son las fotografías de los desaparecidos de la última dictadura militar. Hoy la profesora de Historia nos dictó unas consignas sobre ese tema y nos recomendó visitar el Archivo Provincial de la Memoria. Me doy cuenta de que nunca he ido y decido entrar.
 Comienzo a recorrer el lugar y por momentos me parece un tétrico laberinto. Se siente algo extraño en el ambiente, como si algún vestigio de todo ese dolor vivido en estas paredes pudiera aún sentirse en el aire. Pasillos angostos, muros destartalados y cuartos  diminutos, me quedo observando uno que parece una celda pero demasiado pequeña para cualquier ser humano; hay sólo una máquina de escribir y en la parded se ve reflejado un video en el que párrafos se van escribiendo letra por letra, al tiempo que de fondo se escucha el ruido de
las teclas hechas por la vieja máquina. Si la intención era que pareciera realista lo logra a la perfección. Me quedo un rato leyendo la historia que el texto ofrece y luego de un rato decido seguir viendo los demás lugares del edificio. Veo muchos rostros, muchas miradas de jóvenes que ya no están, miradas plasmadas en fotografías en blanco y negro, ojos que parecen querer contarme sus historias.
 De repente esos rostros toman color y cuerpo en mi imaginación, y escenas comienzan a llenar mi mente. Imagino un joven saliendo de la facultad, sólo se escuchan el sonido de sus pasos y el de las ramas de los árboles siendo azotadas por el viento; de un momento a otro la paz se ve interrumpida  cuando unas personas en un auto color verde lo hacen entrar a la fuerza para luego acelerar rápidamente; tan solo un momento después vuelve a reinar el silencio que es interrumpido solamente por los sonidos propios de la naturaleza y alguna risa lejana de otros estudiantes totalmente ajenos al hecho. Imagino una joven embarazada, asustada y encarcelada en este mismo cuarto verde con la pared destartalada en el que estoy parada, la idea me estremece y decido salir de donde estoy para tomar un poco de aire en el patio, pero cuando llego me encuentro con Franco sentado en uno de los bancos, como esperándome.

-Fran.. ¿Qué hacés acá?
-Supuse que podías estar acá, y de todas formas si nos estabas yo quería venir.
Me quedo un rato mirándolo y ya no quiero pelear pero no puedo evitar volver a mencionar el tem
-Sabés que no entiendo, vos le pasás las respuestas a Martina y a cambio te sentás con ella durante todo el día, en lugar de conmigo claro, pero ¿esa es la gran recompensa?
Me devuelve una sonrisa torcida y una mirada un poco culpable.
-Sabés muy bien que no es solo eso
Yo le devuelvo una mirada triste, la única que puedo darle
-¿Por qué te prestás a su juego?
-Porque soy hombre-Dice encogiéndose de hombros
-Esa es la respuesta más patética que me podías dar
-¿Cuál es el problema? Te hubiera pasado las respuestas si me las hubieras pedido
-Ese no es el punto...
-¿Entonces cuál es?
Estoy pensando en qué contestarle cuando de repente la cara de Fran me recuerda a la de una de las fotografías de los desaparecidos. Ralmente algunos de ellos no nos llevaban muchos años y empiezo a pensar en que podríamos ser ellos. Recuerdo el día que Fran y yo discutimos con la profesora de Ética por decirnos que los montoneros ponían bombas y que si les pasó lo que les pasó era porque lo merecían, recuerdo el día en que fuimos a la Marcha de la Gorra, y el día que modificamos el texto que teníamos que leer en el acto sobre el 25 de Mayo y de alguna forma nos la ingeniamos para hablar mal de los medios hegemónicos de comunicación en el discurso. Me pregunto qué sería de chicos como Fran y yo en una época como la que vivieron ellos, ¿Y si todo eso que pasó una vez volviera a ocurrir? ¿Y si uno de estos cuartos se convirtiera en mi prisión? ¿Y si nunca más pudiera ver la mirada de Fran, salvo en una triste fotografía en blanco y negro colgada en un museo como este?
Pienso en que estoy viva, en que aún puedo seguir luchando por mis sueños, discutiendo con cuantos profesores quiera, en que nunca nadie va a callarme y en que no importa lo que pase, nada es tan importante como eso.

-¿Sabés qué Fran? Creo que hoy entendí el significado de la frase "nunca más"
-¿Ah sí?- me hace una de sus caras de desconcierto tan graciosas y no me pregunta nada más
-¿Ya fuiste a la biblioteca?-Le digo-Creo que ahí tienen los libros que habían prohibido en esa época
-No todavía no
-¿Vamos?
-Por supuesto que sí, Dulce Daniela.
Estoy empezando a amar esa canción sólo por él
Nos tomamos de la mano y juntos nos vamos a la biblioteca.


















domingo, 15 de febrero de 2015

De repente

De repente me enamoro de una escena,
o varias
mientras paseo por los caminos de mi mente
de simples momentos que me hacen volar,
de dos manos sujetándose,
de una puesta de sol, un libro y una verde colina,
de un abrazo,
de una mano acariciando una larga cabellera,
de una sueve brisa chocando contra mi rostro,
de un delicado momento que puede o no llegar a suceder
pero igual me hace seguir soñando

jueves, 12 de febrero de 2015

Sensaciones

No es fácil ignorar las sensaciones
esas que golpean contra mi rostro y mis piernas,
que laten en mi cuello y arden en mi pecho
y me dicen que no puedo...
Pero yo sólo espero.
Aunque son producto de no saber esperar
sigo esperando que se vayan,
que mi corazón se calme y mi mente deje de odiarme.
Y hay un libro que me espera en la biblioteca.
Y un Dios que me espera ahí arriba.
Y yo misma que me espero acá abajo.
Y una vida, que me espera en algún lado.

martes, 3 de febrero de 2015

Dos Almas

Veo un alma solitaria en la calle. Tiene un cigarillo en su mano, y lo lleva a su boca, miestras me mira.
Y con ese acto, en ese segundo parece querer demostrarme que no es un alma tan solitaria como yo pienso.
Sin embargo sigo viendo algo
Algo que me dice que tengo más proximidad con ese alma que con muchas otras.
Y de repente me gustaría hablarle a su espíritu, acariciarle el cabello y darle un abrazo.
Y agradecerle al cielo que al fin nos hayamos encontrado