De repente me enamoro de una escena,
o varias
mientras paseo por los caminos de mi mente
de simples momentos que me hacen volar,
de dos manos sujetándose,
de una puesta de sol, un libro y una verde colina,
de un abrazo,
de una mano acariciando una larga cabellera,
de una sueve brisa chocando contra mi rostro,
de un delicado momento que puede o no llegar a suceder
pero igual me hace seguir soñando
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